Por Susana Chacón Espejo, Magíster en Ciencia Regional y y mentora Red UST de La Redarquía.
¿Quién no se ha conectado con algún recuerdo o emoción a través del aroma de una fruta, una flor o el del césped recién cortado? Algunos de los aromas que encontramos en la naturaleza también se encuentran concentrados en aceites naturales o esenciales. Dichos aceites han sido utilizados desde las civilizaciones más antiguas para fines terapéuticos y medicinales, e incluso hoy siguen siendo objeto de investigación científica.
Recientemente, investigadores(as)de la Universidad de California Irvine encontraron que enriquecer el aire con fragancias podría reforzar una conexión crítica entre áreas neurológicas relacionadas con la memoria y la toma de decisiones. En el experimento, un grupo de participantes perfumó su casa por dos horas todas las noches durante seis meses utilizando aceites esenciales de rosa, naranja, eucalipto, limón, menta, romero y lavanda. Una fragancia diferente cada noche a través de un difusor.
Los resultados mostraron que los participantes tuvieron un rendimiento 226% más alto en su memoria, aprendizaje verbal, planificación y capacidad de atención, con respecto a otro grupo de personas al que se le había suministrado una imitación de estos aceites para perfumar sus casas. Asimismo, un escáner realizado a sus cerebros también reveló un cambio significativo en la anatomía que vincula áreas del cerebro fundamentales para la memoria y el pensamiento.
Algunos estudios indican que el uso de aceites esenciales tiene beneficios en la salud humana, mientras que otros no muestran ninguna mejora en los síntomas, según señala la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins. Por ejemplo, un estudio de la misma Universidad encontró que ciertos aceites esenciales podrían matar un tipo de bacteria de Lyme mejor que los antibióticos en sus experimentos de laboratorio, pero los resultados de los ensayos clínicos en humanos todavía no son concluyentes.
Así, la ciencia continúa ahondado en el conocimiento que tenían los antiguos Egipcios sobre el uso de las plantas aromáticas, o las propiedades de las plantas y las hierbas que identificaron los Griegos para favorecer la salud humana, por citar algunos casos. Entre tanto, perfumar nuestro hogar o lugar de trabajo parece ser una alternativa estimulante para nuestro bienestar, así como percibir estas fragancias naturales mientras dormimos podría ayudar a nuestra plasticidad cerebral.
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