Por Catalina Vega, CEO y cofundadora de PayScript.
Esta es entre una tragi-cómica situación que me sucedió por ser muy soñadora… pero, seamos honestos, ¿Quién en el mundo de las startups no lo es?
Estaba con mi equipo en nuestro stand, detrás del escenario de caja los andes para el ETM Day 2023. Mi equipo y yo llevábamos bastante rato dando el pitch de Payscript enfocado en ventas, turnándonos para dominarlo por completo. Hay una confianza mutua entre nosotros, así que nos turnamos para practicar. Tengo una táctica un poco maligna para quienes trabajan con nosotros: los dejaba solos y les enviaba personas para que les hicieran preguntas.
El viernes en la mañana estaba muy malo el clima, frío, lluvia y mucho viento. Mientras estábamos en esos tiempos muertos en el stand escucho “Catalina Vega suba al escenario” en el escenario de Caja los Andes, al principio pensé que se habían equivocado hasta que volvieron a llamar y ya todos los nos dimos cuenta de que estaban diciendo mi nombre, a lo que dije “Oh, algo debí haber escaneado o participado y ¡Tal vez me gané un viaje a México!”, ya me imaginaba tomando agua de coco bajo una palmera en mi viaje soñado, todo por haber participado en un premio. Llegando al escenario, me doy cuenta de que Catalina Vega ya había subido al escenario y estaba presentando el pitch de su startup.
Tras la desilusión inicial, noté que había una modalidad para presentar el pitch frente a un jurado. A pesar de sentirme derrotada, decidí preguntar como podía ser parte de esta actividad. Uno de los chicos que estaba ahí me dice “Ya voy a preguntar si te puedes colar unir”, me acerque a la chica que tenía la lista y me dice, “Queda un cupo, ¿Te animas a subir al escenario después de 2 pitchs más? Tienes un minuto para presentar” y yo como “Obvio donde me anoto”. Procedí a anotar Payscript, mi mail y número de celular.
Con todos mis compañeros mirándome, sentí la presión de no decepcionarlos. Sabía que debía dar lo mejor de mí en ese pitch improvisado. Apenas tuve tiempo para planificar, así que decidí improvisar. Subir al escenario sin preparación no es sencillo, pero recordé mi comentario previo al equipo: ‘¿Qué es lo peor que me puede pasar?
Al subir al escenario, el tiempo comenzó a correr y empecé con mi pitch. Al terminar, me sentí satisfecha con mi desempeño, aunque sabía que siempre hay áreas para mejorar.
Una vez finalizada mi presentación en ‘Atrévete con tu Pitch’, los jueces empezaron a dar consejos y señalar aspectos a mejorar en general. Comenté con mis compañeros: ‘Creo que hay mucho por mejorar, pero al menos lo intenté’. Mientras anunciaban los resultados, asumí que si no había quedado en tercer lugar, probablemente tampoco había alcanzado los dos primeros puestos. Vi a mi socio ocupado vendiendo y, como suelo encargarme de las ventas en Payscript, decidí atender también. Es algo que me gusta hacer, conocer a nuestros clientes en persona.
Al dejar el lugar del pitch, me sentía contenta por haber tenido la oportunidad de participar y continué con las ventas. Sin embargo, dos minutos después, escuché un grito emocionado: ‘¡Cata, Cata, ganaste el primer lugar!’ No podía creerlo, corrí hacia el lugar escenario. Efectivamente, había ganado el primer puesto. Subí al escenario con una sensación de triunfo y celebré mi logro.
La lección que aprendí es clara: siempre vale la pena aprovechar las oportunidades que se presentan, incluso si no se trata de un viaje a México. Atreverse a intentarlo, aunque no estemos completamente preparados, puede llevarnos a grandes logros. Las mejores experiencias suelen ocurrir sin un plan detallado, y a veces, lo inesperado resulta ser lo más gratificante.
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