Por Mary Isabel Buenaventura, fundadora y CEO de Refashion.
En Chile, la solidaridad y la empatía hacia quienes más lo necesitan son características que destacan en nuestra sociedad. Las donaciones de ropa, en particular, han sido una forma significativa de apoyo para aquellos que enfrentan dificultades económicas o situaciones de vulnerabilidad. Sin embargo, es crucial reflexionar sobre la calidad de las donaciones que estamos realizando, ya que donar ropa en mal estado puede tener efectos negativos tanto para quienes la reciben como para el medio ambiente.
Es comprensible que muchos de nosotros queramos contribuir con donaciones de ropa para ayudar a los demás. Sin embargo, en nuestra buena intención, a veces olvidamos la importancia de asegurarnos de que la ropa que donamos sea realmente útil y adecuada para su uso. Donar prendas en mal estado, rotas o desgastadas puede resultar contraproducente, ya que puede generar gastos innecesarios para las organizaciones receptoras, quienes deben destinar recursos para separar y desechar dichas prendas.
Comencemos por abordar el impacto en las personas que reciben estas donaciones. Aquellos que enfrentan condiciones de pobreza o vulnerabilidad merecen respeto y dignidad. Sin embargo, donar ropa en mal estado puede tener un efecto perjudicial en su autoestima y autovaloración. La ropa en buenas condiciones puede brindarles una sensación de cuidado y pertenencia, mientras que la ropa desgastada o rota puede hacer que se sientan despreciados y olvidados.
Además, debemos considerar la implicación ambiental de esta práctica. La industria de la moda ya es conocida por su alto impacto en el medio ambiente debido a la producción masiva, el uso de materiales poco sostenibles y los desechos textiles. Donar ropa en mal estado solo agrava esta problemática, ya que muchas de estas prendas terminan en vertederos. Por ejemplo, un caso cercano de esto es el vertedero en el desierto de Atacama, un lugar emblemático de Chile que se ha visto inundado de desechos, incluyendo ropa en mal estado que demora cientos de años en descomponerse. Esto termina afectando negativamente el frágil ecosistema del lugar y generando un problema ambiental de gran magnitud.
Como sociedad, debemos reconocer la responsabilidad compartida en abordar este desafío. En primer lugar, es esencial promover la conciencia sobre la calidad de las donaciones que realizamos. Antes de donar ropa, debemos hacer una selección cuidadosa y asegurarnos de que esté en condiciones aceptables. Además, es fundamental fomentar una cultura de reparación y reutilización, donde consideremos arreglar prendas en lugar de descartarlas fácilmente.
En segundo lugar, es crucial apoyar y fortalecer a organizaciones y entidades que gestionan las donaciones de manera responsable. Estas organizaciones pueden llevar a cabo campañas de información y sensibilización para educar a la población sobre la importancia de donar con conciencia y respeto hacia las personas que recibirán las donaciones.
Además, como individuos, podemos optar por apoyar a organizaciones que trabajan para reducir la huella ambiental de la industria textil y fomentar prácticas más sostenibles en la moda.
En conclusión, las donaciones de ropa en Chile son una manifestación hermosa de generosidad y solidaridad, pero es fundamental repensar nuestra forma de donar. La cantidad no siempre es el reflejo de un acto benévolo efectivo. Debemos priorizar la calidad sobre la cantidad, considerando el impacto en las personas que reciben las donaciones, el medio ambiente y el ciclo de vida de estas prendas. Solo a través de una donación consciente y responsable podremos generar un impacto positivo y duradero en la vida de quienes más lo necesitan y en nuestro entorno natural.
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