Por Paolo Mazza, CEO Mercado Circular.
La economía circular es el modelo de producción y consumo que promueve reutilizar, compartir, alquilar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible, para crear un valor añadido, con lo que el ciclo de vida de productos y/o envases, se extiende y se disminuyen los desechos contaminantes, disminuyendo la negativa presión que se ejerce sobre el medio ambiente y que pueda seguir entregando las materias primas a las futuras generaciones.
Entre los conceptos asociados a la economía circular, debemos considerar cuáles son los más inmediatos y sencillos de implementar. El reducir es fundamental, considerando que es la forma en que evitamos los desechos que contaminan. Asociado a ello está la reutilización, que nos permite reducir principalmente los envases plásticos de uso único y darles una nueva vida. En el caso chileno, estos desechos tienen un enorme impacto pues anualmente se generan aproximadamente 33.000 toneladas, del que más de 23.240 toneladas corresponden a aquellos de un solo uso, y apenas el 8,5% de estos es reciclado. El problema es que muchos terminan en el medio ambiente, afectando a ecosistemas que cada día serán más difícil de recuperar para las futuras generaciones.
Ante este escenario, reducir y reutilizar son medidas que debemos promover, acercando y facilitando conductas y hábitos sustentables, que las personas puedan asumir de manera accesible, sin tener que pagar de más. En Chile hoy existen iniciativas que promueven la reutilización y por tanto, el reducir el consumo de envases plásticos de uso único en productos de primera necesidad; pero ello, sólo en la categoría de aseo y limpieza, pues lamentablemente, aún existen restricciones para la venta fraccionada de productos de cuidado personal como jabón o champú, lo que no ocurre en países como México, donde Procter & Gamble, acaba de inaugurar su primer punto de recarga con tres de sus más reconocidas marcas de champú, con tecnología desarrollada en Chile.
La recarga de productos representa una oportunidad para plantear modelos sostenibles a los consumidores para que puedan eliminar de sus hábitos el exceso de desechos innecesarios y que contaminan y reutilizar. Ambas, opciones no implican grandes esfuerzos o una inversión importante. Pero sí el compromiso de cada uno de nosotros de adoptar dichos hábitos sustentables.
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