Por Pablo Fuenzalida, socio G100.
Las emociones son inherentes a cada uno de nosotros como seres humanos, y cuando estamos formando un emprendimiento, estas pueden facilitar o dificultar lo que necesitamos hacer. En este sentido, ser inteligente emocionalmente es una habilidad que puede llegar a ser crítica para emprender, y más aún si hay un equipo que estamos liderando.
Tener inteligencia emocional significa ser capaces de darnos cuenta cuáles son las emociones que estamos experimentando, y al mismo tiempo comprender si estas nos están facilitando o si están siendo contraproducentes en las acciones que queremos generar o lograr en nuestro negocio o equipo. En este sentido, ser inteligente emocionalmente es una herramienta de gestión del trabajo y, más allá del aporte que pueda significar en el bienestar de las personas, también puede impulsar la productividad y una mejor operación de las empresas.
Por eso, para ejercer liderazgo -es decir, generar conductas que impulsen, potencien e inspiren a otras personas-, es fundamental poseer inteligencia emocional. Puede parecer algo obvio, pero no lo es. Sobre todo cuando al momento de emprender la cabeza está puesta en tantas otras cosas que nos permitan crecer con nuestros negocios.
En la gran mayoría de las ocasiones donde lideramos, necesitamos gestionar emociones, y de la manera más efectiva posible. Por ejemplo, para tener conversaciones inspiradoras necesito de pasión. Para poner límites necesito tener cierto contacto con la rabia. Para poder crear necesito de la alegría, y así podemos ir gestionando cada emoción, en función de cómo queremos y qué necesitamos en el ejercicio de nuestro liderazgo.
Entonces, si bien entendemos que existen diversos factores que son valiosos tomar en cuenta para que nuestro emprendimiento sea exitoso, también es clave saber que cuando ponemos las emociones a nuestro favor, como un aliado, el negocio tiene muchas más posibilidades de alcanzar el éxito.
Sin embargo, para poder mantener un bienestar emocional y ser inteligente en este ámbito, es necesario primero comprender cuáles son las emociones que nos están afectando, y descubrir cuáles son las acciones que necesitamos entrenar para gestionar estas emociones y que se transformen en facilitadoras. Es importante tomar en cuenta que en cierto casos, si la rabia se utiliza con prudencia e inteligentemente, también nos puede ser útil, así como otras emociones que se consideran “negativas”.
Las emociones pueden ser habilitadoras para el trabajo, formar nuestro propio negocio, tomar esa decisión que tanto nos costaba, por eso es valioso hacerlas nuestras aliadas.
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