Por Carolina Urrutia, cofundadora y directora de I+D de FreeMet.
Por billones de años la naturaleza se ha regenerado a sí misma, sin desperdiciar recursos ni producir desechos. ¿Te imaginas vivir en un mundo donde el concepto de basura no existe? ¿Donde los productos están pensados para ser reutilizados una y otra vez? ¿Donde las cosas se producen no sólo sin generar contaminación, sino además contribuyendo a la regeneración de la naturaleza?
En Chile, el 2019, el Ministerio de Medio Ambiente –en conjunto con el Ministerio de Economía, la Corporación de Fomento de la Producción y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático– iniciaron el desarrollo de la hoja de ruta para un Chile Circular al 2040, publicada en 2021. La visión de la hoja de ruta es que, al año 2040, la Economía Circular regenerativa impulse a Chile hacia un desarrollo sostenible y consciente, cuidando de la naturaleza, sus seres vivos y fomentando la creación de empleos verdes y oportunidades para personas y organizaciones a lo largo del país.
Lamentablemente, en la actualidad, vivimos en una economía lineal donde se toman recursos de la tierra y se usan como combustible o materia prima para fabricar cosas que, eventualmente, se gastan o rompen, transformándose en basura. Este sistema es inviable a largo plazo, ya que los recursos del planeta son finitos y esto es lo que ha generado la tremenda crisis climática y medioambiental en la que nos encontramos.
Por esta razón es tan relevante motivar a más emprendedores a seguir los principios de la Economía Circular, sistema económico que busca ser la respuesta y solución para un desarrollo sostenible en el tiempo, basado en tres pilares fundamentales: la eliminación de desechos y contaminación desde el diseño, la mantención de productos y materiales en uso y la regeneración de los ecosistemas.
La idea es que cada parte de un producto o servicio, desde su embalaje hasta las piezas que lo conforman, pueda ser reintegrada al ciclo productivo la mayor cantidad de veces para romper así la lógica lineal de producción, volviéndola circular. En esta línea, averiguar hoy en día sobre emprendimientos o marcas que promuevan o faciliten la reparación y retorno de productos en desuso es particularmente importante.
La Economía Circular nos invita a usar nuestra creatividad y repensar cómo diseñamos, fabricamos, y utilizamos las cosas. Al seguir sus principios, el foco ya no está en la extracción de recursos naturales, sino en la regeneración de los delicados ecosistemas que sustentan nuestras vidas. A través de sus principios podemos desprender un sinfín de posibilidades, ideas y propuestas que nos permitan reinventar de forma transversal cómo interactuamos con nuestro entorno.
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