Forest, una startup chilena con sede en Londres, apuesta fuerte en Europa con su flota de e-bikes.
Forest, una startup fundada por dos emprendedores chilenos en Londres, está marcando pauta en el mundo de la micromovilidad con una estrategia clara: convertirse en el segundo mayor operador de bicicletas eléctricas compartidas en Europa. Para lograrlo, cerraron la primera mitad de su ronda de inversión Serie B y proyectan alcanzar una flota de 20.000 bicicletas eléctricas distribuidas en distintas ciudades del continente.
Esta expansión no solo es ambiciosa, también representa una señal alentadora para el ecosistema de emprendimiento latinoamericano. Demuestra que con un modelo sólido y una visión global, es perfectamente posible para startups nacidas en la región competir en mercados desarrollados como el europeo.
¿Qué hace a Forest diferente?
Forest se destaca por operar bajo un modelo de negocios que combina tecnología, sostenibilidad y eficiencia. A través de una app propia, los usuarios pueden encontrar y desbloquear las bicicletas eléctricas, las cuales están diseñadas para ser de bajo mantenimiento y larga duración. Esto no solo reduce los costos operativos, sino que permite una experiencia de usuario más fluida y confiable.
Además, Forest apuesta por el uso intensivo de datos para optimizar el despliegue de su flota, mover bicicletas según la demanda y mejorar la logística de carga y mantenimiento. Este enfoque tecnológico posiciona a la empresa entre los actores más innovadores en el segmento de micromovilidad urbana.
Inversión para crecer a escala
La ronda Serie B que Forest está en proceso de completar es clave para financiar su expansión. Aunque no se revelaron cifras específicas en esta primera mitad, el objetivo es claro: consolidar su operación y escalar a nuevas ciudades europeas. Esta estrategia busca aprovechar la creciente tendencia hacia soluciones de movilidad sostenibles en centros urbanos.
Lecciones para el ecosistema startup latinoamericano
El caso de Forest ofrece varias enseñanzas para emprendedores en América Latina. Primero, no hay que limitar la ambición a lo local: tener una visión global desde el inicio puede abrir puertas y atraer capital de riesgo más robusto. Segundo, combinar tecnología con impacto sostenible no solo es deseable, sino altamente rentable en mercados exigentes. Y tercero, construir una propuesta de valor escalable es esencial para destacar frente a competidores internacionales.
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