Glovo cumple 10 años: lecciones para startups desde Europa a LATAM

Glovo cumple 10 años entre reinvención, polémicas y aprendizajes. ¿Qué puede aprender América Latina de su trayectoria?

Hace diez años nació Glovo, la startup española que prometía revolucionar la entrega a domicilio. Fundada por Oscar Pierre y Sacha Michaud en 2015, Glovo creció a ritmo acelerado en un sector cada vez más competitivo: el delivery urbano.

Con una propuesta simple —entregar cualquier cosa en menos de 60 minutos—, en sus primeros años Glovo se expandió a decenas de países y se posicionó como una de las principales empresas de reparto en Europa, Latinoamérica y África. Sin embargo, el camino no fue recto ni exento de polémicas.

Del crecimiento meteórico a la reinvención

Durante esta década, Glovo tuvo que enfrentar multas millonarias relacionadas con la gestión de sus repartidores, particularmente en países como España, donde la legislación laboral exigía que fueran considerados empleados y no simplemente trabajadores independientes.

En palabras del cofundador Oscar Pierre, uno de los momentos clave fue cuando decidieron cambiar su modelo de operación porque “no podían seguir operando con más sanciones”. Esta frase refleja una de las transiciones más difíciles que una startup puede atravesar: adaptarse a nuevas normativas sin perder su esencia ni valor competitivo.

Glovo fue adquirida en 2022 por Delivery Hero, pero la marca se mantuvo activa en varios mercados. Actualmente, la compañía funciona como una plataforma tecnológica de última milla, explorando vías más sostenibles y legales de operación y enfocándose en logísticas más eficientes.

Implicancias para startups en Latinoamérica

Para el ecosistema latinoamericano, el caso de Glovo es un espejo donde mirarse. Primero, nos recuerda que el modelo de negocio debe ser adaptable. Las regulaciones cambian, las demandas del mercado también, y las startups deben tener la flexibilidad de reformular su operación cuando el contexto lo exige.

Segundo, es una alerta sobre la importancia de la sostenibilidad legal y ética desde el día uno. En LATAM, donde muchas startups también se apoyan en economías informales o modelos de gig economy, las lecciones de Glovo pueden servir para anticiparse a futuros problemas regulatorios.

Y finalmente: pasar de idea a escala internacional no ocurre por accidente. Glovo logró levantar múltiples rondas de inversión, escalar su tecnología y formar un equipo global. Su historia muestra que declinar o reinventarse son decisiones empresariales, no fracasos.

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