Miles en la CDMX fueron testigos de un halo solar. Te explicamos qué lo causa y por qué es relevante incluso para el ecosistema tech.
El pasado 24 de mayo de 2025, el cielo de la Ciudad de México ofreció un espectáculo natural que capturó la atención de miles de personas: un halo solar. Este fenómeno óptico deslumbró a quienes lo vieron desde distintos puntos de la capital.
El fenómeno se caracteriza por un círculo colorido que rodea al Sol, similar a un arcoíris, y tiene su origen en condiciones atmosféricas específicas. Ocurre cuando los rayos solares atraviesan nubes altas compuestas por cristales de hielo, provocando un efecto de refracción que dispersa la luz y forma ese anillo visual.
¿Por qué es relevante para el ecosistema tech?
Aunque a primera vista este tipo de fenómenos podría parecer ajeno al mundo tecnológico, hay conexiones importantes. En sectores como climatología satelital, IoT climático y visión artificial, estos eventos proveen datos clave para mejorar modelos predictivos y calibrar sensores ópticos.
Startups dedicadas a la monitorización atmosférica mediante sensores en drones o nanosatélites, como las que operan en LatAm Tech o parques tecnológicos de CDMX, pueden usar estos fenómenos como casos de estudio para validar algoritmos de detección o mejorar interfaces visuales para usuarios finales.
La viralidad del cielo
En cuestión de minutos, las redes sociales se llenaron de fotos y videos del halo solar. Esto refuerza cómo un evento natural se puede convertir en tendencia informativa y en una oportunidad de engagement. Para marcas digitales o medios especializados en astronomía y ciencia ciudadana, queda claro que fenómenos como este generan una atención orgánica valiosa.
De hecho, plataformas que recopilan imágenes en tiempo real, alimentadas por usuarios, pueden convertirse en herramientas distribuidas de observación climática, integrando inteligencia colectiva con modelos meteorológicos avanzados.
El halo solar del 24 de mayo no solo fue un espectáculo visual. También nos recuerda la importancia del cruce entre naturaleza, ciencia y tecnología, y cómo incluso fenómenos atmosféricos pueden abrir conversaciones útiles para los ecosistemas de innovación.
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