La colaboración entre industria y emprendimiento impulsa la innovación. Un modelo aplicable al ecosistema de startups en América Latina.
El Mindtech Startup Event 2025, celebrado en Galicia, España, ha servido como escenario para subrayar una idea clave que resuena en los ecosistemas de emprendimiento de todo el mundo: la necesidad de conectar estrechamente la industria tradicional con las startups para potenciar el crecimiento económico sostenible e innovador.
Durante la inauguración del evento, la directora del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), Covadonga Toca, destacó la importancia de establecer sinergias entre los sectores industriales consolidados y los nuevos proyectos emprendedores. Según sus declaraciones, esta conexión es un eje estratégico para el futuro empresarial, ya que permite a la industria actualizarse con soluciones tecnológicas ágiles, mientras que brinda a las startups acceso a recursos, conocimiento de mercado y canales de comercialización.
El evento, parte del ecosistema de la feria Mindtech, referente en industria y tecnología del noroeste de la Península Ibérica, reunió a actores del entorno innovador para fomentar colaboraciones entre empresas emergentes, instituciones y grandes corporaciones industriales.
Lecciones para el ecosistema latinoamericano
El modelo presentado por la Xunta de Galicia ofrece una lección poderosa para los ecosistemas de startups en Latinoamérica: la transformación productiva no depende solo de la tecnología, sino de la colaboración entre actores distintos.
En muchas regiones de América Latina, las startups enfrentan desafíos al escalar o validar sus ideas. Una mayor vinculación con la industria local —a través de programas de innovación abierta, laboratorios de prototipado conjunto o inversión estratégica— puede generar beneficios mutuos. Las grandes empresas obtienen innovación externa y agilidad; las startups consiguen validación de mercado, clientes y capital relacional.
Eventos como el Mindtech Startup Event también son una oportunidad para institucionalizar esta relación. En Latinoamérica, ya existen iniciativas similares en países como México, Colombia, Chile o Argentina, pero aún queda mucho por hacer para sistematizar estos vínculos y convertirlos en una política económica estructural.
En definitiva, el caso gallego demuestra que para avanzar con fuerza hacia el futuro empresarial, es vital tejer puentes entre lo emergente y lo establecido. Y este mensaje puede inspirar a gobiernos, aceleradoras, corporativos e inversionistas latinoamericanos.
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