Por Josefina Martínez, editora periodística de El Ecosistema Startup.
Los avances de la inteligencia artificial (IA) en la última década son evidentes. Lo cierto es que han revolucionado la forma en que interactuamos con la tecnología. Y bueno, el que ha hecho furor en el último tiempo es el desarrollo del modelo de lenguaje GPT, impulsor de ChatGPT como una herramienta que pudiese ser usada de forma positiva como asistencia en tareas cotidianas o simplemente, para ampliar nuestro conocimiento.
Recuerdo que cuando comenzó a popularizarse, todos contaban impactados de este nuevo chat que bajo las cuerdas de la IA te podría entregar en solo segundos respuestas a preguntas difíciles (o impensadas), datos duros o cifras, información complementaria, entre otras, realmente un sinfín de posibilidades para alguien que trabaja en las Comunicaciones.
El tema es que nunca me gustó. Bajo mi educación «hitleriana» (nacida y criada bajo un método de disciplina alemana) y mi devoción al periodismo, esta herramienta milagrosa para la mayoría, a mí me parecía un error que en algún momento se transformaría en un lamento. Y tras las primeras advertencias respecto a su información no verídica, el rechazo fue mayor.
Basarse en una información entregada por una herramienta de inteligencia artificial me parece poco ético en términos periodísticos. Ahora, muy distinto es usar el chat de forma complementaria para que te ayude a generar una estructura, orientación o consejo respecto a cómo ordenar las ideas o pensamientos. La información, SIEMPRE debe ser corroborada (y así lo hacemos también aquí en El Ecosistema Startup).
Cuando discutimos este tema con mis socios, Cristian hizo una comparación con respecto al uso de armas, que simplemente están a disposición de las personas, pero depende de ellas el uso que le den. Interesante planteamiento. Si te ponen un arma al frente, tú decides cómo ocuparla y qué acciones preventivas podrías implementar para evitar el un «infomicidio».
Y me gustó su razonamiento, bajé un poco la guardia respecto a mi postura negativa al ChatGPT. La desinformación que genera esta herramienta es una realidad y puede generar consecuencias devastadoras socialmente. Hoy, no solo puedes encontrar un acceso a la información total, pero también depende de ti en qué confiar y en qué no, y si tomas medidas para verificarla más allá de lo que está a la vista.
Si bien el ChatGPT y otras tecnologías de inteligencia artificial tienen el potencial de mejorar nuestras vidas, es crucial abordar el mal uso y la falta de ética asociados a su implementación. La herramienta está al alcance de todos, eso es cierto, pero está en uno decidir en qué la va a usar. Pero, ¿cómo generamos dicha conciencia?
Es fundamental fomentar la educación sobre los peligros y limitaciones de la IA para que los usuarios puedan interactuar de manera informada y crítica con estas tecnologías. El arma está ahí, al alcance de tu mano. ¿cómo la vas a usar?
P.D: Importante señalar que el título de esta columna de opinión fue creado con ayuda de ChatGPT (a veces la iluminación viene de otros lados).
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