Por Tomas Bercovich, CEO de Global66.
Difícil desafío. Similar a emprender, muchas veces uno no sabe por dónde partir ni cómo va a lograrlo. En mi opinión (hay muchas al respecto!), lo primero es armar y escribir tu estrategia. Esta debe estar bien pensada desde el minuto 0. Debes incluir una misión y visión potente que te motive a dar los próximos 20 años de tu vida por ello, definir los valores y cómo quieres que sea la cultura. Un modelo de negocio que haga sentido, con buenos unit economics y razones suficientes que sustenten el por qué tu solución va a ser significativamente mejor a lo que ya hay en el mercado (no puede ser solo precio ya que esa ventaja competitiva dura poco). Debes definir claramente quién va a ser tu cliente y por qué. Cómo vas a llegar a ellos y qué vas a querer transmitirles como marca. Tienes que identificar los principales procesos y muy importante, qué tipo de socios, equipo y personas vas a invitar al desafío y cómo los vas a compensar y desarrollar.
Una vez definida la estrategia tienes que lanzarte a hacer un MVP (producto mínimo viable o piloto). Pero antes, tienes que grabar en tu cerebro lo importante del poder del foco; hacer pocas cosas a la vez, pero muy bien logradas, preocupándote que generen impacto (personalmente admito que me cuesta mucho!). El MVP debe ser rápido y barato (me dan ganas de llorar cada vez que llega un emprendedor(a) con un MVP en el que va a invertir varias decenas de millones de pesos). Debes construirlo sobre “palitos de fósforos” (papel, cartón, google sheets, shopify, wordpress, o cualquier herramienta que sea simple, rápida y barata) y no desarrollar un software o producto atómico ya que con 99% de probabilidad, no va a ser lo que tu cliente quiere. Con ese MVP listo en unas pocas semanas (no más!), vas al mercado a buscar Product-Market fit e iteras hasta lograrlo (el equipo no debería ser de más de 5-7 personas a estas alturas). Esta debe ser tu única prioridad, todo el resto debe ser música.
¿Lo lograste? Genial. La mala noticia es que sigues en el valle de la muerte. La buena es que estás un poco más cerca de salir 🙂. Ahora a escalar. Pero para escalar, primero necesitas sentar bases sólidas. Toca poco a poco empezar a construir equipo. Busca personas que estén hiper alineadas a tu propósito, dispuestos a mojar la camiseta de verdad, que respiren la marca día a día, que tengan growth mindset y que en el fondo de su corazón, les importen tus clientes. Estas primeras personas son clave en la cultura ya que esta se empieza a dar de forma natural.
En paralelo, tienes que paso a paso, establecer procesos, comunicaciones, construir productos, tecnología quizás y muchas otras cosas, con un gran objetivo: lograr una experiencia end-to-end que sea memorable, ojalá WOW. Difícil de lograr porque el engranaje (personas, equipos, procesos, tecnología, productos, servicio) debe funcionar a la perfección para esto. Uno falla, la experiencia completa es mala. El cliente no vuelve y habla mal. Pero si lo logras, se genera un círculo virtuoso; clientes felices que vuelven y traen a sus amigos y familiares. Y boom; creces.
Además, tienes que ir sumando en partners el camino para crecer y fortalecer tu propuesta de valor. Debes siempre cuidar tu capital (mientras más eficiente seas en su uso, mayor es tu probabilidad de sobrevivir en tiempos de crisis y será siempre una ventaja competitiva) y buscar oportunidades de crecimiento para lograr una compañía rentable y autosustentable en el tiempo. Debes priorizar el largo plazo ante el corto plazo, siendo siempre fiel a tu estrategia.
Es un camino largo, entretenido, angustiante, emocionante, cansador, apasionante, muy similar a una montaña rusa de emociones.
Lograrlo es difícil, pero para los que es nuestra pasión, no nos queda otra. Generar impacto es la forma de sentirnos vivos. Tenemos que dar todo para lograr comernos el elefante ¿Cómo? Pasito a pasito, pedacito a pedacito.
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