Por Catalina Vega, CEO y cofundadora de Payscript.
La primera vez que me topé el término startup, empecé a ahondar un poco más en el ecosistema. Fue en segundo año de universidad. La verdad es que había elegido Ingeniería por una razón bien simple, me gustaban las matemáticas y me iba bien en física.
Pero todavía no tenía claro que era lo que quería hacer en mi vida… Bueno, ¿quién lo tiene claro a los 18 años? (más encima estoy de cumple en febrero por lo que estaba un año adelantada). Aparte, ¿qué hace un ingeniero? Nadie nunca me pudo contestar con certeza esta respuesta y ya hoy siendo egresada, yo tampoco podría cerrar el campo, hay demasiadas posibilidades…
Conocí el ecosistema gracias a un profesor de emprendimiento, Justo él tenía una startup, era una plataforma online que conecta a emprendedores y startups de todo el mundo con mentores e Inversionistas que potencien su negocio.
¿Qué era realmente una startup y cuál era la diferencia entre una startup y un emprendimiento? ¿En serio la gente estaba dispuesta a invertir en estos proyectos innovadores y soñadores? ¿Acaso no tenía que seguir el camino tradicional de trabajar para una gran empresa durante años antes de lograr un ascenso y ser parte del directorio? ¿Sería posible para mí iniciar algo por mi cuenta? ¿Podría, Catalina Vega, contribuir a generar un cambio global? Todas estas preguntas inundaron mi mente y me llevaron a un emocionante viaje de autodescubrimiento en el apasionante mundo de las startups.
Si bien he tenido un largo camino en consultorías, ahora como founder te quiero contar las cosas buenas y malas del ecosistema para ponernos en contexto.
Lo bueno
El ecosistema emprendedor, en general, es un lugar donde se puede encontrar una disposición excepcional. Esto es algo que no se encuentra en todas partes. Los buenos emprendedores, por lo general, están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo para enseñarte todo lo que saben de manera transparente y sin esperar nada a cambio. En este lugar, no se trata tanto de un «yo te doy si tú me das», sino más bien de un «yo te doy, y ojalá algún día puedas hacer lo mismo por alguien más».
Una de las cosas que más me impresionó fue la forma desinteresada en que las personas estaban dispuestas a ayudar y a esperar que les fuera bien a otros. Esto fue un cambio refrescante en comparación con la mentalidad competitiva que a menudo encontramos en otros entornos, aunque ojo ser competitivo no es malo, yo lo sigo siendo, solo que no creo que tengas que hundir al otro para brillar.
La falta de jerarquías es un factor realmente sobresaliente. Aquí, el CEO o gerente general no se encuentra aislado en una torre de marfil, sino que está completamente dispuesto a entablar conversaciones con todos los miembros del equipo, sin importar su posición. Esta mentalidad abierta y accesible promueve un ambiente de trabajo donde las ideas pueden fluir libremente, independientemente de la antigüedad en la empresa o el título en la tarjeta de presentación.
Otro aspecto maravilloso de este ecosistema es la facilidad para cambiar y presentar nuevas ideas. Aquí, no se le teme a la innovación ni se rechazan las ideas audaces. Al contrario, se alienta activamente a los emprendedores y empleados a expresar sus ideas, sin importar cuán extravagantes puedan parecer en un principio. La clave es tener una base sólida y bien fundamentada para sustentar esas ideas.
Lo no tan bueno
Como buena jugadora de póker he tenido que aprender a convivir con el bluff de los emprendedores, prometen cielo, mar y tierra, pero no tienen el producto perfecto, todavía… Muchos creen que solo con tener las ganas y arriesgarse, el camino está listo, pero este es mucho más difícil de lo que suena, hay que aprender a escuchar, la diferencia desde mi perspectiva entre un buen y mal emprendedor, es que el bueno es capaz de escuchar y tomar en consideración los comentarios de sus clientes. Los buenos emprendedores escuchan y responden lo que le estén preguntando sin tanto rodeo.
Además, en el ecosistema emprendedor, es común encontrarse con un lenguaje repleto de jergas y frases tomadas de Silicon Valley. Aunque a veces puede ser molesto, con el tiempo uno termina adoptando estas expresiones. Sin embargo, no hay problema en preguntar si no comprendes alguna de estas palabras o frases. Como dijo el célebre Coco Legrand, «uno siempre de weon» y es mejor hacerlo que quedarse con dudas. Al final del día, lo importante es comunicarse de manera efectiva y comprensible, nadie nace sabiendo todo esto, créeme que en el ecosistema nadie te mirará feo si no sabes algún término.
Estos son los principales puntos que me han llamado la atención, los que he tenido que poner más ojo y los que he ido aprendiendo con el tiempo. Espero que te haya gustado mi resumen del ecosistema y que te dé una buena perspectiva sobre que es todo este mundillo lleno de personas increíbles luchando por sus sueños…
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