Por Antonia Brahm, General Manager de Nakama Ventures.
Al equipo de Keirón los conocí 5 años atrás cuando eran una pequeña startup llamada “Sáltala”. Buscaban reducir las filas en los hospitales y centros médicos a través de tecnología, y estaban comenzando a trabajar en nuevas verticales para digitalizar diferentes procesos internos en el denominado “viaje del paciente”. En ese momento me llamó la atención el sentido de propósito y la ética de trabajo que se podía apreciar en las conversaciones que tuvimos. Lamentablemente no hubo fit con el fondo en el que trabajaba y 5 años después la historia sería otra.
Pude comprobar en nuestro reencuentro que las ganas por solucionar un problema gigantesco seguían intactas, y que muchas de las cosas que soñaban con hacer años atrás se habían hecho realidad. Pude comprobar también que muchas otras no se habían cumplido, pero el equipo había tenido la resiliencia y flexibilidad para adaptarse a las necesidades de sus clientes y la realidad del mercado.
Sáltala ahora era Keirón y el equipo de founders tenía más experiencia en la mochila, más hambre y una visión muchísimo más clara de la oportunidad que tenían por delante de digitalizar una industria totalmente anacrónica, poco digitalizada y que genera graves problemas en el servicio y costo para los usuarios finales, los pacientes.
Keirón es una plataforma SaaS que permite digitalizar las diferentes etapas del viaje del cliente en hospitales y centros de atención de salud. En ese minuto estaban basados en Chile y buscaban levantar capital para expandirse a México.
Además del tamaño de la oportunidad, la tracción y el timing de mercado, donde vimos que no existían aún grandes ganadores en esta industria a nivel regional, vimos a un equipo con las cosas muy claras. Querían comerse el mundo, y para eso sabían que la clave era el trabajo esforzado, bien hecho, construir una cultura dentro de la empresa donde primara la confianza, la humildad, las ganas de hacer cosas nuevas, hacerlas bien y con foco en el cliente.
Pudimos comprobar todo lo anterior con algunas llamadas que tuvimos con hospitales y clínicas que trabajaban con ellos. Los comentarios se repetían; el servicio era sobresaliente, la promesa por resolver un problema crucial en su operación se cumplía y constantemente estaban buscando cómo seguir aportando valor con nuevos módulos y soluciones.
Así fue cómo desde Nakama Ventures invertimos en Keirón y redoblamos nuestra apuesta hace pocos meses. Estamos seguros que sólo seguirán creciendo y aportando a cambiar una industria beneficiando a miles de personas en algo tan crucial como es la salud.
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