El crecimiento de la IA dispara la necesidad de energía. Una startup logró US$11.600 millones construyendo data centers sobre pozos de gas.
El crecimiento imparable de la inteligencia artificial (IA) no solo está transformando industrias; también está poniendo a prueba los sistemas energéticos tradicionales. El caso más reciente lo vemos en Estados Unidos, donde una startup ha conseguido 11.600 millones de dólares en financiación para construir centros de datos directamente sobre pozos de gas natural. Un ejemplo claro de cómo tecnología y energía están profundamente conectadas en esta nueva era.
Según el medio especializado Xataka, esta startup construye data centers justo encima de pozos de gas natural para aprovechar la energía de forma directa y evitar depender de redes eléctricas tradicionales. Esta estrategia no solo reduce costos, sino que garantiza estabilidad energética, clave para procesos como el entrenamiento de modelos de IA, conocidos por su brutal demanda computacional.
¿Qué tiene que ver esto con América Latina?
Mucho. Este tipo de soluciones híbridas abre el debate sobre cómo Latinoamérica puede aprovechar sus recursos energéticos locales –como gas natural, energía solar o hidroeléctrica– para impulsar infraestructuras tecnológicas propias. Con el crecimiento de la IA y el aumento del emprendimiento tecnológico en la región, pensar en este tipo de innovaciones logísticas y energéticas ya no es futurismo: es necesidad.
Además, es una señal para inversionistas: la infraestructura detrás del software (centros de datos, energía, conectividad) también es terreno fértil para disrupción. Y como demuestra este caso en EE.UU., hay grandes capitales dispuestos a apostar en quienes resuelven problemas críticos de escala.
Lecciones para startups e inversionistas regionales
Para las startups en Latinoamérica, esto es una invitación clara a explorar intersecciones entre distintos sectores. Si tu solución depende de inteligencia artificial, debes pensar también en sostenibilidad, optimización energética y escalabilidad. Por otro lado, los inversionistas deben mirar más allá de las apps: las oportunidades de alto impacto pueden estar en la infraestructura que hace posible la tecnología.
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