Uf. Aún resuena el eco del «Modo Guerra» en los pasillos (virtuales y físicos) de El Ecosistema Startup. Hace apenas unos días que salimos de esa vorágine, y mientras mi cuerpo y mente aún intentan recuperar su ritmo normal, me siento a escribir esto, un poco como terapia, un poco como testimonio. Soy Diego, el diseñador UX/UI de la casa, y el último mes ha sido… intenso. Por decir lo menos.
Para quienes no lo sepan, el «Modo Guerra» fue nuestra estrategia total durante las últimas semanas. ¿El objetivo? Simple en concepto, brutal en ejecución: conseguir el máximo número de suscriptores para nuestra membresía. Esa membresía que, como bien promovemos en ecosistemastartup.com, es el corazón de nuestra comunidad, ofreciendo conexiones, recursos y oportunidades únicas para emprendedores y startups. Queríamos hacerla crecer, y para eso, entramos en batalla.
Desde mi «trinchera» detrás del computador, la guerra se sintió muy real. Normalmente, mi día a día consiste en investigar usuarios,hacer gráficas, crear interfaces atractivas y asegurar que la experiencia dentro de nuestra plataforma sea lo más fluida y valiosa posible. Pero en «Modo Guerra», todo eso se aceleró y multiplicó. Y se le sumaron cosas nuevas.
No era solo diseñar las interfaces habituales; era crear landing pages que necesitaban nacer ayer, optimizar el flujo de suscripción en tiempo récord basándonos en métricas que llegaban calientes, diseñar banners y creatividades para campañas de marketing que cambiaban cada pocas horas, y colaborar codo a codo con todo el equipo para que cada pieza encajara a la perfección y, sobre todo, convirtiera.
Pero no voy a mentir, el peaje fue alto. El agotamiento físico era evidente: horas extra, menos sueño, comidas rápidas frente al monitor. Pero el desgaste psicológico fue quizás lo más duro. La presión constante, la necesidad de entregar rápido sin sacrificar (demasiado) la calidad, el sentimiento de que siempre había algo más urgente por hacer… te consume. La desconexión post-trabajo era casi imposible. El «Modo Guerra» se colaba en tus pensamientos, en tus conversaciones, en tus pocos momentos de descanso.
Ahora que la campaña principal ha terminado y respiramos un poco, miro atrás. ¿Fue duro? Absolutamente. ¿Agotador? Sin duda. Pero también fue una demostración increíble de lo que somos capaces como equipo. Vi una colaboración y un compromiso brutal en todas las áreas. Aprendimos a la fuerza sobre agilidad, sobre priorización extrema y sobre la resiliencia individual y colectiva.
Ahora, el desafío es otro: acoger a todos estos nuevos miembros, asegurarnos de que su experiencia dentro de la membresía sea excelente y cumpla la promesa que les hicimos en esa carrera frenética. Volver a mis tareas «normales» se siente casi extraño, pero necesario. Hay que ordenar la casa después de la batalla, refinar lo que hicimos rápido y seguir construyendo sobre los cimientos que, con tanto esfuerzo, logramos expandir.
El «Modo Guerra» terminó. Sobrevivimos. Crecimos, como equipo y como comunidad Ahora… a por una taza de café bien cargado, a respirar hondo y a seguir diseñando las mejores experiencias posibles para este vibrante Ecosistema Startup que llamamos hogar. Pero, si me preguntan, espero que la próxima «guerra» tarde un poquito en llegar. Mi barra de energía aún está en rojo.