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TastyBeat: los aciertos y errores tras el cierre de su operación

Muchas veces las problemáticas personales son las que se encargan de moldear varios de los emprendimientos que surgen. Fue así como nació TastyBeat, una cadena de comida que el ingeniero civil Felipe Rodríguez visualizó como una alternativa para quienes tenían poco tiempo para alimentarse. Es así como en 2013 abrió sus puertas.

Los dos años previos a este momento, Rodríguez notó que debido a la dinámica de su trabajo tenía poco tiempo para almorzar y, si es que lo tenía, no habían opciones que fueran rápidas, saludables y ricas, sino que comida poco variada y, por lo general, más bien chatarra. Lo cierto es que esta realidad no solo lo afectaba a él, sino que al resto de sus compañeros de trabajo.  

“Esta problemática la conecté con mi experiencia de haber vivido un año en Londres, donde sí habían muchos locales y cadenas precisamente enfocadas en esto: entregar una servicio rápido, con comida saludable y preparada en el día”, explica el ingeniero civil y agrega que “teniendo en cuenta esta problemática, además que cocinar era uno de mis mayores hobbies, decidí dedicarle tiempo a evaluar la posibilidad de abrir un local con la intención de ser la mejor alternativa para ejecutivos con poco tiempo para almorzar”.

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Hobby y estudios

Después de casi dos años de armar el modelo de negocios, encontrar el local perfecto y habilitar el espacio, se abrieron las puertas del primer local de TastyBeat. Esta fue una forma de unir uno de sus pasatiempos preferidos, cocinar, con sus estudios, lo que sin dudas, para él, generaría una ventaja competitiva sobre otras personas que quisieran hacer lo mismo.

 “En esa época casi todas las cadenas de comida rápida sólo vendían comida chatarra y, paralelamente, aumentaba cada vez más la conciencia sobre la importancia de una alimentación saludable con características particulares, que fueran vegetarianas, sin lactosa, sin gluten, etc. En este contexto, no había empresas abordando este cambio en los patrones de consumo”, comenta. 

Los primeros años

Una vez que la empresa logró darse a conocer, incentivando que la gente probara la comida, el negocio comenzó a marchar bien, alcanzando cifras azules al sexto mes. Con la intención de crecer de manera orgánica, nunca se buscó financiamiento externo. 

Pero había un pequeño problema inicial: que la gente se arriesgara a probar algo nuevo. “Había que conseguir que el público cambiara su rutina y se arriesgara a probar algo nuevo, por lo que tuvimos que idear una estrategia para dar a conocer mejor nuestra propuesta de valor e incentivar a potenciales clientes a probar nuestros productos”, rememora Rodríguez. 

Al inicio, se sumaron problemas operacionales con los proveedores y con el personal, lo que “nos obligaba a resolver incendios constantemente para no perjudicar la operación a nuestros clientes”, dice el ingeniero civil. 

Además, recuerda Rodríguez, una de las mayores dificultades fue transmitir la visión de cómo sería TastyBeat. “Si bien uno puedo tener una muy clara idea en la mente, era muy frustrante, teniendo la problemática al frente, plantear una solución, pero que las personas que te rodeaban no lo vieran, que pensaran que no iba a funcionar y, peor aún, que estaba perdiendo mi tiempo”, explica.

A pesar de esto, se siguió con el plan original, pero luego hubo nuevos problemas para  echar a andar la empresa. “Nadie quería abrirnos una cuenta de banco, nadie quería arrendar un local y ni pensar en pedir un crédito”. Sin embargo, sortearon con éxito estos conflictos y pudieron seguir adelante.

Efecto pandemia

Como en varios casos, Rodríguez no pudo escapar a las consecuencias de la pandemia, y tras 10 años, cuatro locales en Las Condes y pese a los buenos números, su emprendimiento tuvo que cerrar. “Las cuarentenas nos obligaron a cerrar y en esta situación se dejaron de pagar los arriendos de los locales. Los propietarios ofrecieron muy poca ayuda para resolver la situación y esto llevó a que cuando se retomó la operación arrastrábamos una deuda considerable”, explica.

Además, como el mercado objetivo eran los ejecutivos y debido a las medidas tomadas por las empresas, como el teletrabajo, medias jornadas, etc., los flujos de clientes disminuyeron en casi un 50%.

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“Con estos dos factores sobre la mesa, además de malas proyecciones económicas que se veían a futuro para el país, la inyección de capital para seguir funcionando era una decisión muy riesgosa por lo que en septiembre del 2022 se decidió cerrar la operación”, dice Rodríguez.  

A la hora de analizar estos años, el emprendedor cree que si bien fue un proceso complejo, el aprendizaje adquirido es infinito. “Hay muy pocas instancias donde se ven puestas a prueba todas las habilidades. Me gustó mucho el proceso de tener que buscar soluciones sin casi recursos. Creo que esa experiencia es algo que sólo se da cuando emprendes, y saber que cada peso que gastes son menos meses de funcionamiento para tu empresa. En esa instancia es cuando más sale a florecer el talento y creatividad de un equipo”, concluye.

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