La bióloga marina Carolina Urrutia siempre tuvo la inquietud por la sostenibilidad y el medio ambiente, por lo que antes de fundar Freemet realizó investigaciones sobre la contaminación y los agentes químicos y tóxicos que llegan al agua, afectando ecosistemas acuáticos y generando distintas disrupciones en organismos marinos.
Así que un poco después de haber llevado adelante un emprendimiento a base de un sistema ecológico diseñado para balcones que no logró demasiado éxito, conoció en 2013 a la kinesióloga Andrea Moraga, cofundadora y actual directora comercial de Freemet, en quien encontró a una perfecta partner para poder concretar la puesta en marcha de la empresa, gracias a sus conocimientos en negocios.
Desde entonces, Urrutia se volcó a la ciencia aplicada con la esperanza de aportar a la conciencia ambiental a través de productos innovadores, tras haber estado desilusionada de la ciencia básica que llevaba a cabo años antes.
Freemet comercializa productos de aseo y limpieza personal que cuida la piel de metales pesados, mediante el encapsulamiento de los metales pesados alojados en el medioambiente, a través de sus micropartículas.
Te puede interesar: The Strainer: “Buscamos socios estratégicos, que nos ayuden a que las empresas entiendan nuestro modelo y quieran ser parte”
“Postulamos a un proyecto CORFO en 2013 y partimos con Freemet en 2014, con el objetivo de empaquetar partículas detoxificantes en metales pesados. Yo ya venía investigando la creación de productos biodegradables que tuviesen estas micropartículas detoxificantes de arsénico, mercurio y plomo, que son naturales y se han incrementado por la actividad antrópica, bloqueando el ingreso de estos metales para que no generan problemas”, cuenta Carolina Urrutia, directora de I+D de Freemet.
Explorando canales de venta
En sus inicios, las fundadoras buscaron fábricas donde poder desarrollar el producto, pero estas les cerraban las puertas, ya que el volumen era muy pequeño. Ellas querían producir alrededor de 100 detergentes. Sólo una las tomó en cuenta. Así, en 2014, comenzó la fabricación de la primera línea de productos, periodo que tomó dos años y en el que las soluciones fueron validadas ambientalmente hasta el lanzamiento oficial en 2016 de cuatro productos: detergente de ropa, lavalozas, jabón multiuso y el jabón exfoliante para piel.
Entonces, comenzó un periodo de exploración. Partieron vendiendo sus productos en la Ecoferia de la Reina, también por Facebook y años después Instagram. “Ahí nos dimos cuenta de que el interés iba por la biodegradabilidad del producto a corto plazo, concepto que era más interesante para el público. Muchas personas estaban buscando algo sustentable, que no contaminara el agua y la tierra”, dice.
En 2017, se comenzaron a vender sus productos en Supermercados Montserrat, luego en Sodimac y al siguiente año en Jumbo. Aunque su mayor canal de ventas es el e-commerce.
Actualmente, trabajan con tres fábricas para desarrollar diferentes tipos de productos. Y a diferencia de sus inicios, cuando querían fabricar cerca de 1 tonelada de detergentes, ahora “somos uno de los clientes más importantes de esa fábrica, produciendo casi 100 toneladas mensualmente”.
Inyección de capital
Dos años después, en 2019, Freemet levantó $120 millones (US$135.040) a través de la plataforma Broota. “Este capital se invirtió en marketing digital, porque el poco más de la mitad de nuestras ventas se hace por ecommerce, también en la creación de nuevos productos, porque tenemos cerca de 35 productos de nuestra marca y fortalecer los canales de venta. Nos permitió crecer bastante”, indica Urrutia.
«Estamos constantemente buscando alternativas y sabemos que Freemet crecerá más. También estamos dispuestas a buscar nuevos socios, porque nunca hemos dejado de ser startup. Y para hacer crecer un emprendimiento, queremos en un momento poner un pie afuera, con mayores recursos y personas”, dice.
Lee también: Creador de Mach cuenta cómo surge Arch Finance, plataforma para invertir en la Web3
Perseverantes, resilientes y flexibles
Finalmente, los aprendizajes de estos años son muchos, pero Urrutia destaca la inversión de tiempo y energía en este tipo de proyectos. “Ha sido muy bueno trabajar con un equipo multidisciplinario y que cuando las cosas fluyen es porque deben pasar y son positivas. No hay que forzar las oportunidades, sino que estas vayan surgiendo. Hay que abrirse a distintos mundos, ir trabajando con partners como corresponde y ser perseverantes, resilientes y flexibles. No podemos cerrarnos con algo, sino que abrir la mente a nuevas posibilidades”.
Por lo mismo, la directora de I+D de Freemet añade: “Nos ha tocado ser más rigurosas y en otros casos llegar a acuerdos, pero sin ceder en nuestros principios básicos, que los hemos tenido fuertemente como un patrón. Hemos cedido en optar por otras alternativas, que pueden ser más costosas pero que nos permitirá tener mayores logros a corto plazo. Pero, no hay que ser flexible en los principios de la marca. Siempre hay que tener un propósito sobre todas las cosas. No queremos dar un marco que en la etiqueta diga ecológico y que no lo seamos”.
Actualmente, la empresa cuenta con un equipo de 20 personas y el año pasado cerraron con US$2 millones y esperan cerrar este 2023 con el doble.