En una época en la que las redes sociales apenas comenzaban a vislumbrar su potencial, Francisco Kemeny, con tan solo 24 años -y recién salido de la Universidad-, se vio frente a una oportunidad única.
Le tocó enfrentar a ejecutivos de grandes empresas y explicarles qué eran las redes sociales, para qué servían y cómo podrían impactar en los negocios. Así inició su derrotero profesional que lo llevó a sumergirse en el mundo del marketing, ventas y herramientas comerciales desde muy temprano, una historia que revisamos en este primer episodio de Reboot de Ecosistema Startup y Entreprenerd.
Los inicios
El camino de Francisco lo llevó a trabajar en reconocidas agencias como Neuralis, Simplicit pudiendo estar en los albores de la incorporación de las redes sociales en los procesos comerciales (algo muy cotidiano en 2023), pero altamente incomprendido por ahí por el 2008 y 2009.
De la mano de esto, en una carrera donde la curiosidad ha sido su principal catalizador, aterrizó en Telefónica donde participó en la creación del primer Social Media Center de Movistar en América Latina; instancia donde se gestaron los protocolos de atención online, se creó la primera campaña en Instagram de la empresa de telefonía… en hitos que marcaron un antes y un después en el mercado chileno.
La independencia profesional
Tras eso, llegó su momento de crear su propia agencia, de la mano con un par de socios, la cual llamó Blacksheep SMC, una empresa especializada en ofrecer productos y servicios centrados en el uso de las redes sociales como canales troncales de visualización y atención al cliente. Le tocó trabajar con importantes compañías como Huawei, Hidroaysén y Cencosud, entre otros.
De hecho, uno de los casos que más lo marcó en estos tiempos fue una campaña diseñada para la hidroeléctrica, ya que en esos años se había expandido el ruido político, social y medioambiental, a raíz de la nueva planta de la empresa. Francisco y su equipo utilizaron las redes sociales para monitorear las opiniones públicas; identificando a los líderes de conversaciones en la materia y los visitaron para establecer un diálogo significativo. Este proyecto demostró que las redes sociales podían ser poderosas herramientas para comprender la percepción pública sobre temas cruciales.
Y, cómo todo en la vida, se gana y se pierde. Porque tras crecer muy rápidamente, todo tambaleó cuando la empresa empezó a vivir vaivenes económicos, derivados al hecho de vivir y pivotar en base al flujo de ingresos mensuales. Si un cliente deja de pagar o se demora, puede desmoronar toda una operación. Y eso fue lo que pasó… la “oveja negra” dejó el rebaño, con un gran aprendizaje, pero con la necesidad de encontrar un nuevo camino.
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El camino de regreso
Y esta nueva ruta profesional, vino de la mano con una evolución a la consultoría. Y es que gracias a su experiencia tratando, pensando y desarrollando iniciativas para grandes marcas, pasó a formar parte de Accenture, en su área de Interactive.
Allí, ya no eran las Redes Sociales el foco. Francisco llegó a participar del business integration, que en el fondo es el mediar entre la capa de negocio, con la parte técnica; ser un nexo entre las capacidades de desarrollo y tecnología que tiene la consultora, con la necesidad del negocio, las necesidades del usuario y el marketing. Desarrollando proyectos con procesos que en las agencias hubieran sido impensadas.
Acá vuelve a aparecer la curiosidad de Francisco, para llevarlo fuera de una de esta consultora, para recalar en Virtus (una consultora nacida de ex McKinsey) y su business factory digital Raven, que lo llevó a emigrar a México (donde hoy se encuentra radicado). Y es que la posibilidad de desarrollar proyectos de productos y marketing digitales, generaba una atracción “natural” en él.
El Reboot de Kemeny
Y en ese proceso, comenzó a probar y adoptar tempranamente herramientas que venían del desarrollo de Machine Learning y la Inteligencia Artificial, como Midjourney. Ahí sorprendido miró hacia atrás, y cuál Jobs, comenzó a conectar los puntos hacia atrás.
“Miré para atrás en mi tiempo en redes sociales… y el secreto del éxito era estudiar y lo que aprendía, lo compartía. Entonces, en vez de armar un blog, recuperé mi newsletter y empecé a hacer videos en Youtube”, algo que lo llevó a desarrollar contenido que estaba a la vanguardia y a conectar con más gente que estaba haciendo lo mismo.
Tras eso, se unió a una comunidad -que ya cuenta con más de 400 personas- llamada Club del IA, grupo que partió desde el prisma de entusiastas, y que hoy ya se enarbola como un epicentro de desarrollo de productos y servicios que se están lanzando al mercado. “Es un espacio que me ha tocado ver crecer y estoy con una mirada muy humilde con lo que está pasando. Mi conocimiento es la puntita del iceberg con todo lo que está pasando. Hay tantas cosas pasando y cuesta seguirle el ritmo”, detalla.
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Los aprendizajes de Francisco
Como conclusiones, Francisco plantea que el aprendizaje tiene que ver con la curiosidad, como un mecánico que necesita saber cómo funciona un motor, para luego poder armarlo y ayudar a otros a arreglar esto. “Con la IA me pasa que cómo funciona esto, cómo lo entiendo, para poder usarlo”, sostiene.
“Hack everything” podría ser su mantra… derivado de aquella mítica frase de la película Hackers, donde los jóvenes gritaban “Hack the Planet”, en una llamada para detener una serie de fraudes internacionales. Más allá del hype, Francisco cree que ese es el camino.
“Eso es, cómo entendemos el mundo a medida que lo vamos decompilando, desarmando. Es un pensamiento de ingenieros y de artistas. Hay una cosa en el arte que tienen que ver cómo observar el mundo y le das una revalorización al mundo, no siendo solo un pasajero, sino como un protagonista”.
El derrotero profesional de Francisco Kemeny es un testimonio de cómo abrazar la curiosidad y enfrentar los desafíos con pasión y determinación puede abrir puertas a oportunidades únicas, aparte de estar en el lugar adecuado, en el momento preciso.
Desde sus inicios en las redes sociales hasta su involucramiento con la inteligencia artificial, Francisco ha demostrado que el aprendizaje continuo es la clave para el Reboot en el vertiginoso mundo digital de hoy.
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