En South Summit 2025, la presencia política opaca la innovación y preocupa al ecosistema startup.
South Summit 2025, uno de los eventos más importantes del ecosistema emprendedor en España, ha dejado sensaciones encontradas. Esta edición fue marcada no tanto por sus avances tecnológicos o casos disruptivos, sino por un protagonismo institucional que, según muchos asistentes, restó voz e impacto a los verdaderos protagonistas: las startups y la innovación.
Una de las voces oficiales que destacó lo positivo fue la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, María González Veracruz, quien señaló avances como la Ley de Startups y el impulso del Foro de Empresas Emergentes. Sin embargo, a pesar de estos instrumentos legislativos, la percepción general fue que la escena estaba más enfocada en la presencia política que en el contenido innovador del evento.
Muchos asistentes y expertos del sector coincidieron en que hubo “demasiado ruido institucional”. Esto se refiere a la alta presencia de representantes gubernamentales y a discursos con poco contenido práctico, que dejaron escaso espacio para que las startups expusieran sus soluciones, tecnologías y propuestas concretas.
Esta dinámica plantea varias implicancias para los ecosistemas emprendedores, especialmente en Latinoamérica. En una región donde aún hace falta fortalecer infraestructuras de apoyo, capital de riesgo y políticas efectivas, el caso de South Summit muestra cómo es necesario equilibrar el apoyo institucional con un foco genuino en los emprendedores. El riesgo de burocratizar la innovación es alto si los eventos pierden su esencia: ser espacios de conexión, inspiración y creación.
Además, se pone en evidencia la importancia de diferenciar acciones concretas de los simples discursos. Iniciativas como leyes o foros deben estar respaldadas por ejecución efectiva, financiamiento accesible y espacios donde las startups puedan destacarse sin ser opacadas por la formalidad política.
Este episodio también puede ser un llamado de atención para los organizadores de eventos en Latinoamérica. La clave está en mantener el equilibrio: sumar al Estado es importante, pero no a costa de desplazar a las verdaderas protagonistas. En regiones como México, Chile, Colombia o Argentina, aún se está construyendo un ecosistema competitivo y autónomo: cuidar la voz de los emprendedores es fundamental para su crecimiento.
La innovación no necesita más discursos, necesita más acción, más conexión real entre talento, capital e ideas.
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