Desde sus comienzos en el ecosistema, dio cuenta que emprendiendo vas a recibir 10 NO por cada SÍ, que se requiere cierta fortaleza mental para mantener el entusiasmo. Cristian Olea, chileno de 45 años, hoy es fundador y gerente general de Manutara Ventures, pero sus primeros movimientos fueron como emprendedor.
Cristian es ingeniero civil industrial de profesión de la Pontificia Universidad Católica, con magíster en Finanzas y diplomado en Innovación de Stanford. ¿Cuándo vio su potencial? Luego, de la obtención máxima en Matemáticas de la Prueba de Aptitud Académica –lo que hoy llamamos PAES-, lo que “me permitió darme cuenta que es posible sobresalir a nivel regional o nacional producto de un gran esfuerzo que fue estudiar intensamente”.
Su motivación era ingresar a ingeniería, dio su 110% y así lo hizo. Ahí empezó una historia de emprendimiento, fundador e inversionista, que conoceremos a continuación, historia que hoy posiciona a Manutara Ventures como el primer fondo de Sudamérica en ser aceptado en la red Draper Venture Network.
– ¿Cuál fue el primer disparador que te motivó a entrar al mundo del emprendimiento?
Durante la universidad comencé a hacer un par de negocios, todos motivados inicialmente por poder disponer de dinero para las vacaciones o para comprarme un vehículo, por ahí vendía CD vírgenes que compraba mayorista, también hice como cinco fiestas universitarias donde nos conseguíamos auspicios con distribuidoras de alcohol y bebidas.
En 2001, tuve la suerte de poder cursar un semestre de intercambio en Barcelona, en la Universidad Politécnica de Cataluña, donde pude interiorizarme más en innovación y tomé dos cursos de telecomunicaciones. Recordemos que el estándar de telefonía móvil que es GSM fue creado en Europa, y había profesores que habían participado directamente en la creación del estándar que es la base de lo que hoy conocemos como 3G y 4G. En España fue que pude ver el potencial que tenía la telefonía móvil para el uso de datos, primeramente, lo que son los mensajes de texto. Es decir, el teléfono ya no servía solo para hablar.
Emprender = resiliencia
– ¿Cómo te fue en esa primera experiencia como emprendedor?
Fue una montaña rusa realmente. Uno tiene grandes sueños y cierta ingenuidad al momento de comenzar, donde uno crea un plan, pero se da cuenta que nada resulta realmente como se planea. Por ejemplo, en 2002 creé una plataforma para interconectar los SMS de las diversas empresas de telecomunicaciones (Entel, Telefónica, Smartcom, Bellsouth, en esa época) que había, pero cuando fui a presentarle a las empresas esta idea para que nos dieran la conexión, pensaron que estaba loco: ¡un joven de 22 años queriendo acceso a estas plataformas internacionales!
Después de muchas reuniones y varios contactos se logró y sin duda fue un éxito, ya que me permitía ofrecer servicios centralizados como por ejemplo votaciones en televisión y campañas publicitarias, esto en Multiecast Mobile Messaging.
Los principales aprendizajes fueron tanto la importancia de tener un plan, pero entender que este plan va cambiando y debe ir revisándose periódicamente; como también la importancia de la tesón y resiliencia, ya que emprendiendo vas a recibir 10 NO por cada SÍ… y se requiere cierta fortaleza mental para mantener en el entusiasmo.
– ¿Consideras que para fundar y hacer crecer una startup se requiere talento, o hay una cuota de suerte?
Sin duda debe tener cierto talento y preparación. En mi experiencia a lo que le llamamos «suerte» suele ser el foco mental y la pasión, que finalmente lo que hacen es poder «atraer» más posibilidades, clientes, socios de negocio etc. Cuando un emprendedor está en sintonía, es capaz de leer e identificar estas oportunidades a las que luego se les llama «suerte».
– Cuéntanos cómo fue participar en la creación de Qin Technology y cómo llegaste a ser Country Manager de Waze Chile.
Cuando vendí mi primer emprendimiento, Multiecast, a un grupo australiano, ya tenía bastante conocimiento y contactos en la industria de telecomunicaciones. De esta forma junto a algunos empleados de la anterior empresa, vimos que había un espacio para ofrecer desarrollos tecnológicos y soporte a estas empresas. Fue así como nació Qin Technology, para proveer este tipo de servicios.
En esta industria pude conocer a un emprendedor israelí que era amigo del fundador de Waze, plataforma que hoy todos conocen pero que en ese momento no existía en Chile. Fue así como le ofrecí tomar el puesto en Chile para desarrollar esta herramienta, cargar digitalmente los mapas y hacer diversos convenios.
De emprendedor a inversionista
– ¿Cómo fue dar el paso de emprendedor serial a inversionista? ¿Fue fácil, o aparecieron obstáculos que no habías previsto?
Fue un proceso gradual, comencé invirtiendo como inversionista ángel en un par de startups, y ahí fue cuando me di cuenta del poder de la diversificación. Entendí que al invertir en startups existe potencialmente un gran retorno, pero también un riesgo asociado a la innovación. Ahí decidí fundar Manutara Ventures. Para comenzar el primer fondo de Manutara Ventures el obstáculo más importante fue el track record o historia como inversionista, la cual era muy escasa.
Otro obstáculo es que esto lo hice en 2016, cuando aún la industria del Venture Capital era muy desconocida entre inversionistas y family offices en Chile, y tuve que enseñar o evangelizar a muchos de ellos.
– ¿Por qué fundar Manutara Ventures?
Llegué a fundar Manutara Ventures porque creí que podía hacer una firma con un sello global, es decir hacer un venture capital como los que conocí en Silicon Valley, con esos estándares y una sólida tesis de inversión.
– ¿Podría darnos contexto de cómo se concretó la alianza con Draper Venture Network?
Conocí la red gracias a mi paso por Stanford, en un programa de unos meses en un Diplomado de Innovación. Para mí el network o red de contactos fue siempre un activo muy importante al momento de lanzar un fondo, ya que un fondo requiere de apoyo para que sus empresas escalen, sean co-invertidas o dispongan de otros fondos para que les inviertan en etapas posteriores.
De esta forma postulé a entrar a la red de Draper que agrupa a más de 22 fondos repartidos por todo el mundo, fondos en Europa, India, China, México y varios estados de Estado Unidos. Manutara Ventures fue el primer fondo de Sudamérica en ser aceptado en dicha red.
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Aprendizajes y vocación
– Como reflexión final, ¿cuáles fueron los principales aprendizajes que sacaste toda esta experiencia?
En definitiva, la principal reflexión que hago hoy de mi trayectoria como emprendedor e inversionista es que sin duda el talento y capacidad de innovación está equitativamente distribuido por todo el mundo, pero no siempre existe la infraestructura u oportunidades para que ese talento se desarrolle. Mi vocación hoy es poder nivelar la cancha, poder identificar el talento, y apoyarlo no sólo con dinero, sino también con contactos y capacitaciones, para que los emprendedores de Latinoamérica tengan las mismas oportunidades que los de Silicon Valley (por ejemplo).
En ese contexto, espero poder seguir apoyando más emprendedores talentosos y apasionados.